Los caramelos caseros son una
forma de aliviar el dolor y el picor de garganta que
solemos padecer en catarros, gripes, faringitis, etc. por esto me parece que es
muy práctico tener en casa unos cuantos, además podemos hacer nuestra receta
personalizada según qué necesitemos.
INGREDIENTES
·
40 ml. de agua filtrada.
·
100 gr. de azúcar moreno.
·
30 gr. de miel ecológica.
· Entre 10 y 20 gotas de aceites esenciales. Ej. aceite esencial de
limón.
Es aconsejable
emplear una miel de buena calidad y a poder ser ecológica. Los tipos
palinológicos más recomendables para estas dolencias son de eucalipto y romero,
aunque todos los tipos de miel aportan grandes beneficios.
El propóleo es y
actúa como antibiótico natural, tiene un sabor muy fuerte y distinguido, por
eso no es recomendable añadir demasiado. Yo personalmente le añado una cucharada
sopera en vez de una cucharadita de postre.
Se
le puede incluir unas gotas de aceites esenciales que aportan propiedades
medicinales al caramelo y además un rico aroma. Eso sí, a la hora de elegir el
aceite esencial debemos tener en cuenta quién va a tomar estos caramelos caseros, ya
que los niños, embarazadas, epilépticos, etc. no pueden usar cualquier esencia.
En tal caso, se pueden añadir unas gotas de zumo de limón o cítricos.
ELABORACIÓN
En un cazo-cazuela
pequeña ponemos el agua, el azúcar moreno y la miel, lo ponemos al fuego hasta
que hierva. Lo dejamos a fuego medio o bajo y que siga hirviendo mientras
removemos continuamente para que no se pegue.
Con un termómetro
para caramelo medimos la temperatura de la mezcla, para que el caramelo esté
listo debe alcanzar los 160 ºC.
En caso de no tener
termómetro, se usa el viejo truco del vaso de agua. Es muy sencillo, llenamos
un vaso con agua y cuando pensemos que el caramelo ya se está quedando
suficientemente sólido echamos una gotita de caramelo en el agua. Si la gota se
queda como una lágrima y cae al fondo, el caramelo está listo.
Cuando esté listo
nuestro caramelo, apagamos del fuego y apartamos, dejamos enfriar unos minutos.
Añadimos el propóleo
y el aceite esencial y removemos bien.
En un molde de látex
especial para caramelo preferiblemente, añadimos un poco de aceite de oliva o
girasol para que no se pegue. Añadimos el caramelo en el molde. Intentar no
llenarlos demasiado para que el caramelo no quede muy grande.
Metemos en la nevera
para que se enfríe bien.
Pasado
un rato, cuando estén los caramelos fríos
y sólidos, desmoldamos con cuidado. Y los pasamos por azúcar glas, para que no
se peguen entre ellos. Los guardamos en un envase de vidrio y listo.