Las mallas en las colmenas deben
colocarse entre la parte superior de los cuadros de la última alza (o
media alza) y la tapa o entre tapa. Colocarla ligeramente corrida (no central),
lo que permitirá en sucesivos manejos, realizar el desplazamiento de la misma
para hacer cubrir los espacios que la abeja aún no propolizó. Las mallas con el
tiempo son llenadas en su totalidad, pero si el apicultor va corriendo la malla
a medida que se van llenando los espacios intermarcos, el llenado dura menos
tiempo pudiendo.
Durante el período que permanece la malla en el interior de la colmena no
se deben realizar tratamientos sanitarios.
Los manejos que se realicen en la colmena serán con
cuidado de no apoyar las mallas en el suelo, y evitar que estas entren en
contacto con sustancias extrañas (por ejemplo gotas de miel en la cosecha,
gotas expulsadas por el pico del ahumador, no apoyar las alzas sobre las
mallas, etc.). No apoyar el ahumador sobre la malla, el calor de mismo la
derrite y la puede dañar.
Retiro de las mallas - deben ser retiradas cuando tengan al
menos un 40% de la superficie cubierta con propóleos. O excepcionalmente con
menos del 40% si es previo a los tratamientos sanitarios. De media, se pueden
retirar las mallas llenas de propóleos 2 o 3 veces al año y la producción
esperada es de 50 a 100 gramos por malla. Las mallas se deben introducir inmediatamente
en bolsas para tal fin (limpia y seca), y una vez recolectadas todas las mallas
de un apiario, se cierra herméticamente y se identifica el envase. Cada bolsa
debe contener la cantidad de mallas correspondiente a un sólo apiario. Para
obtener mayor rendimiento se recomienda que al momento de retirar la malla con
propóleos se coloque otra malla limpia.
Las mallas deberán ser almacenadas y transportadas en las bolsas de
nylon. Evitar el contacto con el suelo o cualquier otra superficie o material
contaminante (físico o químico) que puedan incorporar elementos extraños a las
mallas (barro, pastos, polvo, emanaciones de caños de escape, naftalinas,
insecticidas). Se recomienda almacenar las bolsas con mallas con propóleos en
un lugar oscuro, limpio, fresco y seco. En un área destinada para tal fin y
alejados de cualquier tipo de riesgo de contaminación (productos químicos,
plagas, vehículos, desechos, aguas estancadas); a resguardo de la humedad y
alejadas de elementos punzantes y/o cortantes que pudieran perforarlas o
dañarlas.
La colocación de las mallas para la obtención de propóleos no incide
negativamente en la colmena, no merma la producción de miel ni de cera, sólo le
da la oportunidad al productor de sacar más provecho de la colmena y colaborar
con la sanidad de la misma.
CALIDAD DEL PROPOLEOS
DE MALLAS
Las impurezas en el propóleos es un factor preponderante en la calidad del
mismo. Estas pueden ser naturales de la colmena incorporadas por las abejas al
proceder a su recolección y distribución dentro de la colmena o incorporadas
por el productor al proceder a su recolección.
El mínimo contenido de impurezas nos proporciona la riqueza en principios
activos que contiene el lote de extracto y determina su valor comercial.
Con el propóleo de mallas se busca minimizar las impurezas incorporadas por
el productor cuando recolecta propóleos empleando el método convencional de
raspado.
El origen de las impurezas es un factor que está incidiendo en forma
progresiva en los mercados internacionales y que a corto plazo será excluyente.
Las impurezas naturales pueden tener contaminantes pero es poco probable
que contengan sustancias como trazas o derivados de insecticidas, acaricidas,
metales pesados, etc.
En consecuencia de lo expuesto el método de producción de propóleos con
mallas descarta las impurezas incorporadas por raspado del alza y solo contiene
las impurezas naturales.