“””La (dudosa) maravilla de los neonicotinoides”””

            Desde que Bayer creara el primer neonicotinoide en 1990, estos pesticidas de última generación se han convertido en algo divino o demoníaco, según a quien se le pregunte.

Se trata de formulaciones químicas que recuerdan a la nicotina. Se pueden aplicar a una gran variedad de vegetales, desde hortalizas y frutales hasta oleaginosas o las cuatro grandes: trigo, maíz, arroz y sorgo.

 Entre sus objetivos están las mayores pestes que asolan los cultivos, como el pulgón, la mosca blanca, el trip o varios lepidópteros y coleópteros. Además, ataca a los insectos vectores de virus y bacterias de muchos cultivos.

Su ataque es muy sofisticado. Por ejemplo, se puede aplicar a semillas de maíz o de soja y, después de plantarlos, sigue en la planta, extendiéndose por tallos, hojas y frutos, creando una defensa permanente contra insectos chupadores o comedores de hojas y fruto.

 Su mecanismo de acción se centra en el sistema nervioso del insecto, dejando paralizado hasta que muere. Pero no afecta a otros animales, como los mamíferos.

 Desde que en 2005 finalizara la patente del primer nicotinoide se ha producido una explosión de nuevas fórmulas. Hoy en día, cerca del 50% de los cultivos del mundo usan estos pesticidas para salir adelante. Esta profusión preocupa a los científicos y empresas agroquímicas ya que están empezando a darse los primeros casos de resistencia a los neonicotinoides.

P

ero… ¿sabemos las consecuencias que puede tener el uso indiscriminado de neonicotinoides en otros insectos como las abejas o incluso sobre el ser humano? Como nos afecta la integración de un pesticida en el interior de nuestros alimentos?

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