Decenas de
millones de abejas han muerto en Ontario, Canadá, desde que hace unas semanas
en la zona fuera plantado maíz transgénico. Uno de los productores locales de
miel, Dave Schuit, ha denunciado al portal Organic Health que solo su granja ha
perdido unas 600 colmenas, lo que equivale a unos 37 millones de abejas.
Los
apicultores culpan de la muerte de sus colonias a los neonicotinoides, sobre
todo a imidacloprid y clotianidina, insecticidas que suelen aplicarse tanto a
semillas como a tratamientos foliares que penetran en el polen y el néctar.
Mientras
que la mitad de los países de la Unión Europea, Alemania incluida, limitan
legislativamente el uso de los neonicotinoides por preocupaciones
medioambientales después de que la Autoridad Europea para la Seguridad de los
Alimentos definiera los riesgos relacionados, en EEUU siguen siendo unos de los
más utilizados.
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