Se ha demostrado que el veneno de abeja o apitoxina contiene un principio llamado melitina. Aunque este principio es el máximo responsable de la picazón y el dolor que producen las picaduras de abejas, porque consigue liberar histaminas, contiene otros principios muy interesantes desde el punto de vista curativo.
La apitoxina es una sustacia compleja y sus principales efectos se atribuyen a una mezcla de proteinas, principalmente el polipéptido citotóxico melitina (fórmula química: C131H229N39O31).
La melitina presente en el veneno constituye un potente antiiflamatorio, ya que es capaz de desencadenar la producción masiva de cortisona.
El principio de curación del veneno de abeja, también denominado TVA se basa en la capacidad de aumentar la circulación sanguínea ya que es capaz de fluidificar la sangre, dilatar las arterias y capilares y limpiar los vasos sanguíneos de posibles impurezas. Por lo tanto, el veneno va enfocado a tratar enfermedades producidas por acumulación de toxinas en el organismo. El principal componente responsable de esta actividad es la hialuronidasa.
Al aumentar la ciruclación, se eliminan toxinas con lo que se mejoran o curan las principales enfermedades crónicas en las que el organismo necesita limpiarse, como por ejemplo las enfermedades de tipo reumatoide. La limpieza del organismo es importante en el tratamiento de otros tipos de enfermedades como es la psoriasis, enfermedades circulatorias (mala circulación, flebitis, etc) y enfermedades degenerativas (alzheimer, parkinson, esclerosis múltiple, etc)
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