Los plantígrados han llegado a saltar sobre las vallas electrificadas que rodean las colmenas e incluso a cavar para llegar hasta la miel.
Los ataques de oso pardo a colmenas de la zona norte de la provincia de Palencia casi se han triplicado en los últimos años convirtiéndose en un verdadero problema para los apicultores.
Muchos son los afectados desde hace 3 años y reclaman el retraso del cobro de las indemnizaciones para apaliar los destrozos, mientras que otros ataques directamente no se denuncian por la dificultad para ser indemnizados
“Los daños a las colmenas son crecientes”, confirma el jefe de sección de Vida Silvestre de la Delegación de la Junta en Palencia, Pablo Zuazua. “Hasta el año 2000 se contabilizaban como máximo 25 ataques anuales; en 2011 y 2012 fueron 70 y en lo que llevamos de este año ya sumamos 50 por lo que es fácil que se superen los 70 del año pasado”, concreta.
Aumento de la población de osos
Aunque no existe un censo real sobre el número de ejemplares de osos pardos, especie en peligro de extinción y, por lo tanto protegida, se estima a partir de las osas con crías. Hace unos años se contabilizaban dos hembras y ahora se han llegado a ver hasta cinco, por lo que la población puede alcanzar ya los 30 o 35 en las zonas oseras del norte, que además de Palencia incluyen parte de Cantabria y de León.
El verano es una época con pocos alimentos para este animal que antes comían carroña y colmenas naturales. Con la prohibición de dejar animales muertos, la carroña prácticamente ha desaparecido y son muy escasas las colmenas naturales que quedan como consecuencia de la Varroa destructor
Cavar para salvar las vallas y coger la miel
Una afectada en la Montaña Palentina relata cómo los osos han llegado a saltar el pastor eléctrico que cerca las colmenas e incluso cavar para pasar por debajo y alcanzar la miel. Añade que, además, los osos memorizan los emplazamientos y repiten los asaltos a las mismas colmenas causando verdaderos estragos.
Frente a estos ataques no se puede hacer nada porque el oso pardo está protegido. Los propios apicultores apuestan por una convivencia pacífica y defiende su protección como especie en peligro de extinción. La Junta de Castilla y León, como responsable patrimonial, tiene que indemnizar los daños causados por los osos a los productores de miel.
Normalmente, las indemnizaciones no siempre cubren la totalidad de los daños causados porque dependen de la valoración que haga el guarda forestal (no es experto en el tema) y si, además, en el ataque muere la reina, se pierde la cosecha de la colmena y el enjambre desaparece, sumando nuevas pérdidas que no son ni cuantificadas por el guarda ni reparadas económicamente por la Junta.
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